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martes, 1 de noviembre de 2011

EL BARÇA: Con España, un gran campeón; sin ella, uno del montón

Mientras nuestro gobierno autonómico - a pesar de la crisis y los recortes sociales - sigue empeñado en fortalecer la construcción nacional incrementando las subvenciones que se le destinan, circula por internet un video que recuerda la inauguración del Camp Nou del Barça, otra gran construcción, que para muchos devotos es también nacional.  

La identificación del nacionalismo radical con el Barça añade morbo a algunos pasajes de la historia del club. Sus triunfos en la Liga Española se celebran con tantas esteladas y gritos de independencia que hacen pensar a los incautos que el club no tardará en pedir la baja en la Federación Española de Fútbol. Naturalmente, esto no ocurre nunca, ni siquiera cuando el presidente es un fanático separatista.

Lo que pasa es que el Barça sigue siendo "més que un club", frase acuñada en los años del franquismo, cuando el campo de fútbol era un espacio con algo de libertad de palabra.

Narcis de Carreras, en su toma de posesión el 17 de enero de 1968, estrenó la frase cuando dijo:

“Vengo con todo aquel entusiasmo que vosotros podéis pedir porque el Barça es algo más que un club de fútbol…”

Y Agustin Montal en 1973 utilizó en su campaña para la reelección el eslogan:

El Barça es "quelcom més que un club de futbol".
El Barça tiene una historia interesante, incluso para el que no es muy aficionado al fútbol.

Fue fundado a finales de 1899 por el suizo Hans Gamper - que había venido a Barcelona un año antes para dedicarse a una actividad comercial - y once practicantes más, seis españoles, tres ingleses, un suizo y un alemán. Se eligió presidente al inglés Walter Wild y se escogió el nombre de Football Club Barcelona.

En la primera década ganaron una Copa de España, y en la segunda, tres, pasando el club a tener 3.000 socios y a jugar en su primer campo propio, el de la calle Industria, donde las espaldas de los espectadores sentados en la parta alta del graderío se veían desde la calle, por lo que comenzaron a llamarles culés (culers).
 
 Traseros de espectadores en el campo de la calle Industria
Los años 20 fueron la primera época dorada del club, con figuras como Zamora, Alcántara y Samitier. Pasó de 3.000 a 11.000 socios y, en 1922, estrenó su primer gran estadio, el Camp de Les Corts, con capacidad para 30.000 espectadores. Ganaron cuatro Copas de España y, en 1929, la primera Liga Española.
Campo de Les Corts
El Barça comenzó a ser más que un club cuando en 1925 el gobierno de la dictadura de Primo de Rivera cerró el estadio de Les Corts durante seis meses  (aunque se quedó en tres) y obligó a dimitir al presidente Hans Gamper por el abucheo de los espectadores a la Marcha Real en los prolegómenos de un partido. Como señala el historiador Jaume Sobrequés, el compromiso del club con los principios republicanos tuvo lugar a partir de 1931, cuando se proclamó la Segunda República y, sobre todo, a partir de 1936 cuando el F.C. Barcelona se convirtió voluntariamente en "Entidad al servicio del gobierno legítimo de la República".
Los años 30 fueron muy malos para el Barça. Comenzaron con el suicidio de Gamper, arruinado por la crisis de la bolsa en 1929. Con la llegada de la República descendió el número de socios y al comenzar la guerra todavía más. No consiguió ningún título estatal, ni liga ni copa, y la situación financiera entró en crisis. Al final de la década le quedaban 3.486 socios.
El los años 40 el club fue superando poco a poco su crisis social y deportiva. El régimen franquista designaba directamente a los presidentes (duró hasta 1953) y cambiaron el nombre de Football Club a Club de Fútbol. Al final de la década tenía 25.000 socios.
En 1950 se fichó a Kubala comenzando una de las mejores décadas de la historia del club. El equipo de Kubala, Ramallets, César, Basora, etc. ganó tres Ligas y cinco Copas españolas, además de varios trofeos internacionales. La masa social creció hasta 38.000, dejando pequeño al campo de Les Corts. El Barça necesitaba un nuevo estadio.
El club firmó la opción de compra de unos terrenos por 10 millones de pts. para construirlo. Este proyecto interfería los planes urbanísticos del Ayuntamiento, que propuso situar el campo al otro lado de la Riera Blanca donde había destinado terrenos para equipamientos deportivos y jardines. El Barça insistió y, cuando cambió el alcalde, consiguió recalificar los terrenos, suprimir las calles que los atravesaban y, en marzo de 1954, comenzar la construcción del nuevo estadio.
En la asamblea de socios de 1955 el presidente Miró-Sans expresó su satisfacción: "Conviene decir que no todos los terrenos adquiridos están totalmente libres y a nuestra disposición, puesto que se está desalojando a los arrendatarios y meros ocupantes allí establecidos. A tal efecto hay que hacer constar nuestro más profundo agradecimiento al excelentísimo Gobernador Civil, don Felipe Acedo Colunga… " 
El Camp Nou fue inaugurado el 24 de septiembre, Día de la Mercè, patrona de Barcelona, de 1957. Fue una gran fiesta.
 Miró-Sans hizo el saque de honor en la inauguración del Camp Nou
Por desgracia, el presupuesto inicial de 67 millones de pts. había pasado, debido a problemas de construcción y dificultades con el subsuelo, a 288 millones, creando un grave problema económico.
La solución era vender el campo de Les Corts, considerado por la ciudad como zona verde privada. Rechazada la propuesta de compra o alquiler del Español, el presidente Enric Llaudet se entrevistó con José María de Porcioles, alcalde de Barcelona, para solicitar la recalificación, el permiso de edificar y la revalorización para su venta. Hubo presiones de todo tipo, pero en agosto de 1962 el Ayuntamiento cambió la calificación de los terrenos.
No obstante, pese al apoyo del Gobierno Civil y de la Dirección General de Urbanismo, todavía surgieron recursos interpuestos por entidades que defendían los derechos de los vecinos.
Entonces, el directivo del Barça Joan Gich, más tarde Delegado Nacional de Deportes, recurrió a su amigo Torcuato Fernández Miranda - figura clave del franquismo - y consiguió que se diera el visto bueno a este asunto en el Consejo de Ministros del 13 de agosto de 1965, presidido por Franco en el Pazo de Meirás.

En el BOE del 23 de septiembre de 1965, aparece el Decreto 2735/1965 de 14 de agosto por el que "se aprueba el cambio de una zona verde del Plan Parcial de Ordenación Urbana de la Zona Norte de la avenida del Generalísimo Franco, entre las plazas de Calvo Sotelo y del Papa Pío XII, de Barcelona".  Firman José María Martínez Sánchez-Arjona (Ministro de la Vivienda) y Francisco Franco.
Franco acabó de un plumazo, como hacen los dictadores, con los problemas económicos del Barça. 
Porcioles y Fernádez Miranda fueron nombrados Socios de Honor del Barça.

A las pocas semanas se acordaba la venta de Les Corts a José Sabata Anfruns por 205 millones de pts.
 Enric Llaudet muestra el talón que salvó al Barça de la quiebra
Estoy seguro que Sabata Anfruns tampoco hizo un mal negocio. Vivo cerca de donde estaba el antiguo campo de Les Corts y el otro día saqué estas fotos desde la posición de su antiguo terreno de juego: 
 
Sobran comentarios. Basta con decir que esto estaba destinado a ser una zona verde en Barcelona, una de las ciudades con menos suelo verde por habitante del mundo. 
El Barça es la entidad social de Catalunya más conocida en el exterior. Tal vez por eso, ha servido y sirve para muchos como un símbolo del nacionalismo identitario catalán. Durante el franquismo muchos aficionados vieron en este club un representante de la lucha por las libertades. Y en plena democracia es para muchos un abanderado del separatismo: Terra Lliure eligió el Camp Nou para darse a conocer oficialmente el 23 de junio de 1981.

Realmente, es más que un club, y sabe sacar provecho de ello. ¿Pero, qué es realmente? ¿Es verdad lo que aparenta, o es solo un mito al que rinden culto los devotos? ¿O, tal vez, no es más que opio del pueblo, que decían los marxistas? Caben muchas respuestas a estas preguntas, pero hay una cosa segura: 
Sin España, solo con Catalunya,  el Barça no sería el club más importante del mundo; sería, con toda seguridad, un club del montón. El separatismo es enemigo del futuro del Barça. La independencia traería su decadencia, y peor que la de los años 30, cuando mandaban Macià y Companys.
 

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