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miércoles, 1 de junio de 2011

El mito de SANT JORDI

El domingo 22 de Mayo, jornada electoral, tuve ocasión de contemplar en un colegio de EGB de Barcelona este magnífico trabajo dedicado a explicar a los niños la gran proeza del Santo Patrón de Catalunya.

Mural en una escuela de EGB de Barcelona

Es el Auca de Sant Jordi, cuyo enfrentamiento con el dragón que quería comerse a la princesa Cleodolinda termina así:

                        Li surt Sant Jordi al davant
                        muntat en un cavall blanc.
                        Amb l’espasa lluita fort
                        i el deixa a terra mig mort.
                        Se l’emporta arrossegant
                        i la gent el va aclamant.
                        Allà on el drac va morir
                        un roser hi va sortir.
                        Té una rosa, princesa
                        per la teva fortalesa. 


No sé si este cuento gusta a los niños del siglo XXI, muchos de ellos hijos de padres antitaurinos y amantes de los animales, pero tuvo un gran éxito en la Edad Media y fue el precursor de los cuentos de hadas. Además, la fama de Sant Jordi creció entre los cristianos que luchaban contra los sarracenos. Pedro I de Aragón fue ayudado por Sant Jordi, según dijo, para conquistar Huesca en 1096, y en agradecimiento lo nombraron santo patrón de los caballeros aragoneses. Posteriormente, Sant Jordi fue visto montado en su caballo blanco luchando al lado de Jaime I en la conquista de Mallorca y en la de Valencia. Fue para el Reino de Aragón como Santiago Matamoros para el Reino de Castilla. Pocas bromas, pues, se podían hacer con este santo, patrón de la corona de Aragón desde el siglo XV.


El Estatuto de Aragón, que considera a su Comunidad Autónoma como una Nacionalidad Histórica, fija el día 23 de Abril, San Jorge, como Día de Aragón. En Alcoy celebran ese día las fiestas de Moros y Cristianos y veneran las reliquias del santo. Pero donde más se le honra es en Catalunya, que celebra la Diada Nacional de Sant Jordi, con el mundialmente famoso regalo de una rosa a las personas de sexo femenino. Los Premios Sant Jordi, que se otorgan ese día, son los más importantes de la cultura catalana y, desde 1981, la Generalitat concede los Premios Creu de Sant Jordi a las personas o entidades que hayan prestado servicios destacados a Catalunya en defensa de su identidad.  

A Sant Jordi se le vincula con la Nació, por eso a principios del siglo XX se colocó una escultura del santo matando al reptil en la fachada del edificio de la Generalitat, principal sede del poder en Catalunya.


Fachada  actual del Palau de la Generalitat.

Por desgracia, el mito de Sant Jordi tiene un problema: es falso.  Existen muchas historias escritas de sus martirios, muertes, resurrecciones y gestas, como la del exterminio del pobre dragón hambriento, pero no encajan unas con otras, ni hay pruebas con un mínimo de valor histórico. La Iglesia lo dijo ya en el siglo V, pero fue manteniendo su culto a regañadientes. Finalmente, Pablo VI, en 1969, lo eliminó del santoral.

En la segunda década del siglo XXI están cambiando muchas cosas. No se puede ir por el mundo con cuentos medievales impregnando la política. La democracia al servicio de los ciudadanos exige realismo y una puesta al día permanente. Los mitos deben pasar a la Historia.

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