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sábado, 3 de diciembre de 2011

Las 4 (IIII) columnas jónicas de PUIG i CADAFALCH, un catalanista de alto rango que dejó a COMPANYS y se fue con FRANCO

El grato paisaje de Montjuich ha cambiado hace poco. Ahora, cuando miras al Palacio desde abajo, lo ves tras una reja. 
Y lo mismo ocurre cuando miras a la ciudad desde arriba.
La explicación a que se haya colocado en aquel punto tal columnata se encuentra grabada en la base de una de las columnas:
RESTITUCIÓ COM A ACTE DE JUSTÍCIA HISTÒRICA DE LES CUATRE COLUMNES ENDERROCADES PER LA DICTADURA L’ANY 1928 PEL SEU CARÀCTER DE SÍMBOL DE CATALUNYA

1919 – 2010
PARLAMENT DE CATALUNYA – AJUNTAMENT DE BARCELONA

XARXA D’ENTITATS CÍVIQUES I CULTURALS DELS PAÏSOS CATALANS PELS DRETS I LES LLIBERTATS NACIONALS

El nombre del constructor de 2010, PERAIRE, figura en un lugar bien visible. 
¿Y el nombre del que las levantó en 1919? 
¡Qué extraño, no se encuentra en ninguna parte! 
Están los autores de la copia, pero no los del original.
Parece que aquí ha fallado la memoria histórica y se han olvidado del gran arquitecto y político catalanista Josep Puig i Cadafalch, que en 1919 dedicó este monumento a la senyera. Era entonces responsable de la reforma del área de Montjuich para alojar la Exposición de 1929 y presidente de la Mancomunidad de Cataluña.
Las cuatro columnas en 1928
Había proyectado coronar las columnas con figuras de la diosa Victoria (Niké) para que el símbolo patriótico tuviera un aspecto más divino. El nacionalismo es como una religión antigua y necesita templos para el culto.
 Templo de Atenea Niké, Atenas
Pero en 1923 el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, instauró la Dictadura y las cosas cambiaron. El monumento catalanista fue derribado.
Y en el mismo lugar se construyó la Fuente Mágica, de Carles Buïgas.

Por fortuna, la restitución de las cuatro columnas no ha implicado la destrucción de la fuente. Se han ubicado un poco más arriba.
La iniciativa de reconstruir el monumento de Puig i Cadafalch partió de la Xarxa d’Entitats Cíviques i Culturals dels Països Catalans, para la que "las cuatro columnas constituyen el monumento nacional a los patriotas y las patriotas catalanes de todos los tiempos". ERC consiguió la aprobación del  Ayuntamiento en 2008 y forzó su construcción cerca del emplazamiento original a cambio de la aprobación de los presupuestos municipales de 2009. La operación ha costado 2 millones de euros. No está mal, en tiempo de crisis y recortes.
Durante las obras, El Periódico destacó la satisfacción de Portabella, presidente del grupo municipal de ERC, y su afirmación de que este monumento simboliza "la confianza en nosotros mismos, en la democracia y en los valores que nos unen, la misma simbología de nuestra bandera propia."
¿Propia de quién? Según la Historia es la bandera del Reino de Aragón, la misma que figura en el escudo de España desde hace 500 años.

Este monumento gigante del Nacionalcatalanismo, que según dijo el alcalde Hereu "simboliza la identidad nacional de Cataluña", podrá ser criticado o reverenciado pero no debe sorprender. A los regímenes nacionalistas les gusta monumentalizar sus símbolos.
 Monumento del Nacionalsocialismo
 Monumento del Nacionalcatolicismo

¿Qué razón poderosa ha impedido poner el nombre de Puig i Cadafalch en un monumento que se justifica por ser la reproducción del suyo?
La respuesta es fácil:
Puig i Cadafalch -  catalanista de la Renaixença, doctor en Ciencias Físicas y Matemáticas por la universidad de Madrid, arquitecto discípulo de Doménech i Montaner en Barcelona y luego profesor de l’Escola d’Arquitectura, cofundador de la Lliga Regionalista, amigo de Cambó y de Prat de la Riba al que sucedió como presidente de la Manconunitat, autor de edificios famosos del  modernismo, etc. - no ligaba con Esquerra Republicana ni con el socialismo revolucionario de los años 30, de los que descienden los que han reconstruído su monumento casi un siglo más tarde.
Por eso en 1936 se marchó a Francia, al igual que muchos otros catalanes, prefiriendo el exilio al gobierno de Companys.
Tuvo que ser doloroso para aquel nacionalista catalán llegar a la conclusión de que la República de Esquerra Republicana era peor para Cataluña que el Movimiento nacionalista español que había iniciado la guerra.
Puig i Cadafalch dio su adhesión a Franco suscribiendo un documento datado en octubre de 1936. Esta DECLARACIÓN ha sido reproducida por el historiador Rafael Abella en su libro Finales de Enero, 1939. Barcelona cambia de piel.
Empieza así:

"Los que suscribimos esta declaración somos hombres de diferentes ideologías y procedencias. Somos catalanes, y con esta sola característica común, unimos nuestras firmas para protestar contra la actuación y el lenguaje de los hombres que hoy detentan el gobierno de la Generalidad y que pretenden identificar los sentimientos y la voluntad de Cataluña con la tiranía de anarquistas y marxistas que han asesinado y asesinan con refinamiento de la más bárbara crueldad; que han destruido tesoros de arte que nos habían legado las generaciones pasadas como patrimonio espiritual de nuestra tierra; que arruinan nuestra economía con groseras experiencias en todas partes desacreditadas, y que deshonran a nuestro pueblo con locuras y crímenes sin precedentes en la Historia.
Como catalanes, afirmamos que nuestra tierra quiere seguir unida a los otros pueblos de España por el amor fraternal y por el sentimiento de la comunidad de destino, que nos obliga a todos a contribuir con el máximo sacrificio a la obra común de liberación de la tiranía roja y de reparación de grandeza futura de España…." 
El documento lleva centenares de firmas de personalidades de todos los sectores de la vida catalana: Cambó, Ventosa, Puig i Cadafalch, Rahola, Valls i Taberner, Trias de Bes, Escalas, Saltor, el conde de Güell, Gaziel, Girona, Arnús, Sagnier, Senillosa, Samaranch, Terradas, Eugenio D’Ors, Josep Pla, Frederic Mompou, etc.
 Josep Puig i Cadafalch
Puig i Cadafalch regresó a España en 1942 y fue nombrado presidente del Instituto de Estudios Catalanes, cargo en el que permaneció hasta su muerte en 1956, a los 89 años.
Construyó su gigantesco monumento nacionalista en 1919, poco después de la Primera Guerra Mundial, cuando en Europa hervían los nacionalismos y nacían nuevos estados de los imperios destruidos. Casi un siglo más tarde, en la Unión Europea están cayendo las fronteras y los nacionalismos identitarios se ven como ideologías o sentimientos que ponen en peligro su desarrollo hacia una mayor integración.
El partido separatista ERC y el socialista-catalanista PSC, que se han apoyado para ejercer el poder, tienen la cabeza en el siglo pasado. La reconstrucción de este monumento define muy bien cuales son sus prioridades.
Creo que a Puig i Cadafalch no le hubiera gustado mucho ver a los que rinden culto a Companys reconstruyendo sus columnas jónicas. Tal vez sonreiría al comprobar que su nombre no figura en ellas.

1 comentario:

  1. GRACIAS COMPAÑERO, POR DARNOS A CONOCER LA HISTÓRIA DE LAS COLUMNAS...

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